Tras un breve descanso bloggero,
la noche del martes
tuve un sueño bastante extraño
Una serpiente mordía mis pies desnudos
en una fiesta lujosa
rodeada de celebrities
y en la que Matthew McConaughey
me intimidaba
Es por ello que,
tras consultar, vía Twitter,
he decidido redimirme
con el maravilloso episodio
"Jesús y la Samaritana"
(Juan 4: 5-26)
"Llega pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José.
Allí estaba el pozo de Jacob.
Jesús como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo.
Era alrededor de la hora sexta.
Llega una mujer de Samaria a sacar agua.
Jesús le dice:
"Dame de beber"
Pues sus discípulos se habían ido a comprar comida.
Le dice la mujer samaritana:
"¿Cómo tú,
siendo judío,
me pides de beber a mí,
que soy una mujer samaritana?"
(Los judíos no se trataban con los samaritanos)
Jesús le respondió:
"Si conocieras el Don de Dios,
y quién es el que te dice:
Dame de beber,
tú le habrías pedido a él,
y él te habría dado
agua Viva"
Le dice la mujer:
"Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo;
¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?
¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob,
que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?
"Jesús le respondió:
"Todo el que beba de esta agua,
volverá a tener sed;
pero el que beba del agua que yo le dé,
no tendrá sed jamás,
sino que el agua que yo le dé,
se convertirá en él en fuente de agua
que brota para Vida eterna"
"Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed
y no tenga que venir aquí a sacarla"
Él le dice:
"Vete,
llama a tu marido
y vuelve acá"
Respondió la mujer:
"No tengo marido"
Jesús le dice:
"Bien has dicho que no tienes marido,
porque has tenido cinco maridos
y el que tienes ahora
no es marido tuyo;
en eso has dicho la Verdad.
"Señor veo que eres un profeta.
Nuestros padres adoraron en este monte
y vosotros decís
que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar"
"Créeme, mujer, que llega la hora
en que , ni en este monte,
ni en Jerusalén
adoraréis al Padre.
Vosotros
adoráis lo que no conocéis;
nosotros adoramos
lo que conocemos,
porque
la Salvación viene de los judíos.
Pero, llega la hora
(ya estamos en ella)
en que los adoradores verdaderos
adorarán al Padre
en Espíritu y Verdad,
porque así quiere el Padre
que sean los que le adoren.
Dios es Espíritu
y los que le adoran
deben adorar en Espíritu y Verdad.
Le dice la mujer:
"Sé que va a venir el Mesías,
el llamado Cristo.
Cuándo venga nos lo explicará Todo"
Jesús le dice:
"Yo soy,
el que te está hablando"